domingo, 22 de enero de 2012

PEQUEÑO COMERCIO

Hola.:  Hace unos días después de las vacaciones de navidad, fui a comprar a un pequeño comercio que tengo en mi calle.
Cuando iba a pagar mi compra, la señora me da una bolsa, con una hermosa rosca, una botella de sidra, un bote de fruta en almíbar.
Yo me sorprendí mucho," le dije que mi compra no era esa " me contestó que lo sabía ¡esto es el aguinaldo de la navidad pues usted no a estado aquí!. Este hermoso detalle no lo tienen las grades superficies.
Cuando compramos en estas grandes tiendas, buscamos nuestra comodidad sin darnos cuenta que no somos nada para ellos.
Nadie nos llama por nuestro nombre.
Nadie se preocupa si has estado allí, si te ha pasado algo, si fuiste de  viaje, y siempre esas pequeñas cosas cotidianas de cada día.
No pensamos que en esas tiendas, tenemos a familias enteras que madrugan todos los días para tener su puesto listo a su hora, con sus verduras frescas, sus pescados, su pan recién salido del horno.
Es la persona que te dice mañana me pagas si un día no te llega el dinero.
Nadie le hace su turno, y  trabajan incluso los domingos para poder pagar sus impuestos y encima el estado no se preocupa por ellos.
Yo me pregunto si no nos arrepentiremos algún día de tanta opulencia y tengamos que regresar atrás.
Desde aquí le rindo un homenaje a todas esas personas. Saludos . Mundi

RECUERDOS DE MI INFANCIA 2º capitulo


  
 SEGUNDO CAPÍTULO



Mi madre se llamaba Lucía. Más tarde se cambió el nombre pues  la conocían por el nombre de María Antonia Román Lázaro, su padre se llamaba "Felipe Román Flores".

Sus abuelos por parte de padre "Nicasio  Román" y "Eustaquia Flores Puentes", por parte de madre "Felisa  Lázaro Galán" abuelos "Diego Lázaro Reyes" y "Elvira Galán  Madruga". Mi madre siempre hablaba mucho de sus abuelos sin duda los quería  muchos.
¡Mi madre fue una gran mujer!, siempre la recordaré con su delantal a capa y pequeños cuadros rematados con sandunga,  en tonos azules.
¡Se recogía el pelo en un moño, como un tirabuzón y lo cogía con grandes horquillas!.


En esta foto esta vendiendo en la plaza del pueblo sus hortalizas,como veis con su delantal.
La recuerdo, por las mañanas sentada en su silla baja, al lado de la palangana, su peina. Era todo un ritual antes de desayunar sus huevos fritos para irse a vender .

Recuerdo como se ponía su pañuelo de la cabeza y hacia su cama porque "nunca la dejaba para después".

Nosotras la acompañábamos y al llegar a los pueblos pregonaba: ¡repollos coliflores! y salían las mujeres a comprar así en todos los pueblos.


Esta soy yo de pequeña y mi burro Chico, estas son las aguaderas de mimbre que llevábamos a los pueblos llenos de verdura para la venta.

Si llovía al irnos  para casa nos arropaba con la capa y el paraguas, nos montábamos en los burros y para casa.

Al llegar el verano se madrugaba más, para no coger el calor y poder echar la siesta.

Cuando los campos en la primavera se llenaban de espiga en los trigales, ella me decía: mira hija ,dicen que las olas del mar son como el trigo cuando los mueve el viento.

En ese tiempo nadie de mi familia conocía el mar,.
Le gustaban  mucho las flores, sabia muchos versos para la Virgen y les ponía ramos cuando podía.

Era una gran cocinera, su ensalada picada en juliana, nadie la hacia igual, su tortilla de patatas, su tomatá con bacalao,  el caldo de poleo,   las sardinas guisadas, esas comidas nunca se me olvidan...

Sus roscas fritas que hacia para san José, porque era el día de mi padre y se le hacía una pequeña fiesta , pues para mi madre, fue lo que más quiso en el mundo.
Se cuidaban como dos niños ,a mi madre le gustaba comer carne pero a el no, y la pobre no la compraba, por que según ella le daba pena de que el  no la comiera.

Le gustaban mucho las labores y hacer ganchillo, las cosas que bordábamos las pintaba ella, sus campanita todas iguales .Nos enseñó sus zurcidos, nadie los podía hacer igual, su tijera no la podía tocar ninguno.


Zurcido de una cortina vieja,la guardo no por su valor sino por los zurcidos.

Recuerdo su cesto de costura, su bolsa de los botones, los remiendos de las sábanas, parecían cuadros, ni una arruga...

Ella no paraba  ni un momento, le gustaba leer una revista llamada el Promotor, era de cosas religiosas. Fue una persona con mucha fe. Le gustó ayudar a los demás, jamás una persona necesitada se fue sin ser ayudada y siempre nos mandaba dar limosnas para san Vicente de Paúl , le gustaba ir a misa todos los domingos.

Si teníamos que trabajar,  a las cinco de la mañana, nos ponía en danza.  Nadie se libraba, su Virgen del Castillo  y el nombre de su madre siempre los tenia en la mente. 

No gozó de buena salud nunca. Desde pequeña padecía de desmayos y del corazón pero nada le impedía trabajar sin descanso para que a nosotros no nos faltase lo necesario.

Desde pequeña tuvo que trabajar la tierra con su padre y hermanas. Él las maltrato mucho, les pegaba frecuente mente.

Según decía mi madre, el día antes de casarse y delante de mi padre, su padre le pego una torta en la cara. Mi padre le dijo a mi abuelo: ¡esta  ha sido la última vez que le pone la mano encima!, mañana será mi mujer y no la tocará más. Imagino lo segura que se sentiría con el al lado.

Pasaron muchas calamidades al casarse. Mi padre traía su jornal y ella cosía en las casas. Decía que le guardaba los trozos de pan cuando le daban el bocadillo. Fueron años difíciles los que les tocó vivir en la época del hambre.



                                            Esta foto se la hicieron el día de su boda

JAMÁS NADIE SE QUISO TANTO COMO ELLOS.

                                 
                                                                     
     






       Mi madre y yo antes de                           marcharse.